Que la Argentina es tierra subordinada a los intereses británico es un hecho que nadie puede rebatir. Los Saturnino Rodriguez Peña, los Bernardinos Rivadavia, los hemos tenido en todas las épocas. Uno de los últimos es Néstor Kirchner, aunque se enojen como muchos lo hicieron ante la denuncia que realizaba el Cnel. Manuel Dorrego o Felipe Varela contra Mitre.
Desde la reunión con Tony Blair para lanzar la Internacional Progresista (julio 2003), los acuerdos con la Shell (quien financió la campaña a la presidencia), el apoyo a los Foros de San Pablo (Brasil), el boicot al eje hidrocarburífero Caracas-La Paz-Buenos Aires, la autorización para que la Barrick Gold utilizase 15 vagones del Ferrocarril Central Norte Argentino de Catamarca al puerto de Buenos Ayres sin control nacional, o la salida del Litio por puertos chilenos hacia el Pacífico en conteiners cerrados sin inspeccionar fueron algunas de las “obras” del gobierno kirchnerista, a la que se debe sumar: el puente aéreo Río Negro-Malvinas.
Nos referiremos a esto último, un aeródromo extranjero en suelo soberano, los otros temas ya fueron desarrollados en anteriores publicaciones.
El multimillonario inglés Charles Joe Lewis posee una pista de aterrizaje en Sierra Grande (Río Negro) con la longitud de Aeroparque y mejor resguardada, construida en 2008. El gobierno nacional (ya sea Cristina Fernández, Macri o el actual), el Estado provincial de Río Negro, las autoridades directamente involucradas como Fuerza Aérea y Gendarmería Nacional no han emitido opinión al respecto. Fuerza Aérea ha autorizado su construcción y le dio habilitación. Desde allí vuelan a Malvinas a pesar del controversial conflicto existente. Todos hacen silencio.
La pista de aterrizaje se colocó a pocos metros del Golfo San Matías, en cercanías de Puerto Lobos, en un lugar privilegiado por la naturaleza, conocido como Bahía Dorada. Fue construida por la empresa Viarse SA en un campo propiedad de Nicolás Bernardo Van Ditmar, presidente y accionista de Bahía Dorada SA y Hidden Lake SA, socio del magnate británico Lewis que es dueño de la estancia Lago Escondido. El aeródromo está operando desde el 23 de febrero de 2008, fecha en el que aterrizó la primera aeronave, un Beechcraft King Air B90. La pista tiene unos 40 metros de ancho y 2.100 de largo.
La firma que opera el aeropuerto privado Tavistock Aviation Argentina Sociedad Anónima con domicilio en Maipú 1300 10º piso de Capital Federal y es subsidiaria de Travistock Holding, de origen norteamericano, con domicilio en Argentina en la calle Maipú 1.210, 5º piso de Buenos Aires y de ella opera regularmente el Dassault Falcon 900, ex matrícula norteamericana N158JA, normalmente a cargo del capitán John Zoller, piloto oriundo de Orlando, Estados Unidos.
Hasta el momento no se tiene conocimiento cuál es la utilidad que le dan al aeropuerto ni si los vuelos son nacionales o internacionales, de dónde proceden y hacia dónde van. Solo indican que su construcción es para recreación familiar (?). No pasan ningún tipo de controles ni Aduanas y los medios digitales de Tierra del Fuego aseguran que no se efectúa ningún control migratorio.
Lewis está construyendo una verdadera fortaleza, y además pretende controlar el sistema de comunicaciones de la región. Es un verdadero peligro para la Soberanía Nacional…¿será que quiere convertirse en el Rey de los mapuches?
Lo cierto es que, le temen (incluso China) a la llegada al poder de un gobierno auténticamente nacional, con valores y principios que refuercen el concepto de Patria, por lo que necesitan mantener esta línea de política actual y que hoy se manifiesta a través de la figura de Máximo Kirchner.
Luis Gotte
La pequeña trinchera