Qué mal esto del peronismo, podemos ir todos presos», le comentaron a un importante dirigente porteño en una noche invernal a pocos metros de La Biela, en el corazón de Recoleta.
Los autores de la frase eran los principales operadores judiciales de Mauricio Macri, Fabián «Pepín» Rodríguez Simón y José Torello, que temen un efecto boomerang de Comodoro Py si Alberto Fernández gana las elecciones generales.
Como anticipó LPO, el kirchnerismo planea investigar a fondo al ministro de Transporte, Guillermo Dietrich, que fue imputado este jueves. También espera motorizar algunas de las más de 100 causas penales que tiene Macri. Pero también tiene el ojo puesto en los agitadores del fuero federal.
Pepín fue electo en el Parlasur en 2015 y se dedicó a desmantelarlo junto a Mariana Zuvic, incluso con una campaña para quitarles los fueros a los legisladores del parlamento del Mercosur. Por esos giros del destino, este año Pepín se interesó en tener fueros y buscó que lo metieran al menos como suplente en la lista de senadores de Juntos por el Cambio en la Capital.
Pero en la mesa chica del PRO se decidió que era más conveniente no llevar en las listas a alguien con el historial de Pepín. Aunque en su lugar tampoco fue alguien que escapara a la polémica sino Mario Quintana, el ex CEO de Farmacity y ex vicejefe de gabinete. Es por eso que Pepín no puede aspirar a tener fueros en los próximos años y por eso teme que ante un cambio de gobierno, la Justicia lo vaya a buscar. El mismo sentimiento atraviesa a Torello, el jefe de asesores de la Rosada.
Importantes jueces federales están esperando el momento indicado para vengarse de Pepín y Torello. Los acusan de haber presionado demasiado a la Justicia. La jueza María Servini de Cubría tuvo un enfrentamiento personal con Torello, cuando el compañero de Macri en la secundaria corrió a su hijo Juan de la administración del Poder Judicial para poner a un joven de su confianza.
Torello también estaría involucrado en temas del Mercado Central por la gestión de Miguelez, pero estos casos no han sido aún judicializados.
En el kirchnerismo también tienen a la dupla judicial en la mira: los acusan de armar causas truchas contra las figuras del Gobierno anterior y de coachear testigos falsos. En ese punto también sospechan del ministro de Justicia, Germán Garavano, a quien vincularon en el marco del caso D’Alessio con el entrenamiento del valijero Leonardo Fariña.
Distinta es la situación de Daniel «Tano» Angelici, que pasó a un segundo plano en Tribunales luego de que Elisa Carrió le pusiera el foco. El presidente de Boca va a intentar aprovechar sus importantes nexos con figuras cercanas a Alberto Fernández.
Pero el problema lo tiene directamente con Cristina Kirchner por sus vinculaciones con dos figuras que la ex presidenta relaciona con lo que ella considera como una persecución política contra su figura: Gustavo Arribas y Laura Alonso. El titular de la AFI, otro motor de las causas contra el kirchnerismo, llegó a ese cargo recomendado por el «Tano». La titular de la Oficina Anticorrupción, que convirtió el organismo en una fábrica de denuncias contra el anterior gobierno, es del riñón de Angelici.
Fuente: La Política OnLine