Transitamos un noviembre caliente de causas armadas y fogoneadas por el macrismo.
Hay algunos fiscales y jueces que son afines al expresidente y lo han beneficiado con sus decisiones, y que actúan como si la oposición estuviera por ser gobierno o ya lo fuera. Las causas contra Cristina Kirchner y exfuncionarios kirchneristas que volverán a cobrar impulso en los próximos días.
Un sector dominante de Comodoro Py y del Poder Judicial en general se exhibe por estos días en “Modo Macri”. No está claro tampoco si alguna vez salió de esa posición. Tal vez no, y todo se haya tratado de una temporada menos agresiva a la espera del devenir de la vida política y económica. El ejemplo reciente más contundente vino de la mano de un dictamen del procurador interino Eduardo Casal, que le propuso a la Corte Suprema —enemistada con el Gobierno— que reabra la causa “Dólar Futuro”, emblema de los expedientes utilizados para perseguir, y que revoque los sobreseimientos de Cristina Fernández de Kirchner y Axel Kicillof, entre otros. El asunto no es únicamente “Dolar futuro”. Es un mensaje. Noviembre será un mes caliente en lo que atañe a causas armadas y fogoneadas por el macrismo. Solo para empezar esta semana que comienza habrá audiencias en la sala I de la Cámara de Casacion Penal Federal por los casos Memorandum y Hotesur-Los Sauces, donde también CFK había sido sobreseída. El 14 de noviembre volverán a exponer los fiscales del juicio de Vialidad y hasta el ex jefe de operaciones de la exSide Antonio “Jaime” Stiuso pidió hablar en la investigación de la muerte de Alberto Nisman, cuyo carácter eterno facilita su utilización político-mediática.
“Estoy resignada a que la Justicia no investigue, porque me quieren acusada, no de víctima”, dijo el viernes la vicepresidenta. Aludía a la otra cara de todo este asunto: la pesquisa sobre el intento de asesinato en su contra del 1 de septiembre, a cargo de María Eugenia Capuchetti, ha quedado encapsulada por ahora en tres personas ligadas al hecho en sí pero poco y nada se hace por develar las terminales políticas y algunas vía de financiamiento. La causa sobre el grupo de ultra derecha Revolución Federal quedó, pareciera, deliberadamente separada, pese a que el juez a cargo, Marcelo Martínez de Giorgi, y el fiscal Gerardo Pollicita, insisten en la vinculación con el atentado.
Cuando decimos “Modo Macri” hablamos de jueces/as y fiscales/as que actúan como si Mauricio Macri o algún otro referente de la oposición estuvieran por ser o ya fueran gobierno. Son funcionales a Macri en sí, que de hecho ha sido beneficiado con decisiones judiciales, pero se trata de una forma de actuar desde una parte del sistema judicial, que excede a su figura, que es servil a las pretensiones de la derecha en tiempos pre-electorales y al poder económico y mediático que denostan al peronismo y al populismo. Lo explicitó el expresidente de la Corte y actual vice, Carlos Rosenkrantz, cuando dijo que “no puede haber un derecho detrás de cada necesidad” en una charla en Chile dedicada, precisamente, al «populismo» y la justicia.
Casualmente “Dólar Futuro”, “Memorandum” y «Hotesur-Los Sauces» son casos donde hubo tribunales que dictaron fallos que directamente cuestionaban las acusaciones contra CFK y otros exfuncionarios y definieron que no se hicieran los juicios orales. Algunas de esas sentencias confirmaron y describieron cómo se edificaron las imputaciones, en dos de ellos transformando políticas de gobierno en supuestos delitos. Lo que dictamina Casal en «Dólar Futuro» es una forma de avisar a jueces/zas inferiores: “Ojo que arriba estamos nosotros con la Corte y te la podemos dar vuelta”.
El Gobierno y el oficialismo han fracasado en la designación de Procurador/a titular (Casal quedó tras el desplazamiento de Alejandra Gils Carbó por ser el más antiguo) y ni si quiera han logrado reemplazar a la única mujer que quedaba en el alto tribunal, Elena Highton de Nolasco. A veces queda flotando la duda sobre por qué ciertos jueces/as así como fiscales/as hacen las cosas que hacen, como cuando generaron una doctrina para meter funcionarios presos a granel o exhibirlos esposados en pijama. ¿Se los piden? ¿Reciben algo a cambio? ¿Quieren quedar bien con quien los nombró? ¿Gozan de ejercer un poder despiadado? ¿Creen en lo que hacen? ¿Se quieren perpetuar en sus cargos? También es inevitable preguntarse por qué fallan las reformas, o por qué quedan a mitad de camino, o por qué no se aplican a pleno las vigentes (como la del sistema acusatorio, que quita protagonismo y poder a los juzgados a favor de las fiscalías hace que todo sea oral y más breve). ¿Es un problema de la resistencia corporativa y de la oposición política? ¿O quienes enuncian voluntad transformadora no le encuentran la vuelta, no son buenas las ideas o temen represalias? ¿O al final es cómodo?
La Corte actual (que lleva la marca de Macri) ha tenido un papel muy eficaz en dictar sentencias útiles para aparentar que promovía cambios judiciales drásticos que sólo han servido para consolidar el “Modo Macri”. El fallo de diciembre de 2021 que declaró inconstitucional la composición del Consejo de la Magistratura (que funcionaba desde 2006 con el esquema de 13 miembros surgido de una ley casualmente impulsada por CFK) y lo devolvió a su integración de 20, metió por la ventana al presidente supremo, Horacio Rosatti, y logró que los estamentos que componen el organismo se pasaran todo el 2022 en campaña electoral: primero para completar el tablero de 20 bancas, de transición, que terminan su mandato el 18 de noviembre y luego para elegir a consejeros y consejeras por cuatro años que asumirán desde entonces.
El cuerpo, que se ocupa de elegir y sancionar magistrados/as, casi no tiene plenarios: hizo dos en todo el año; el último fue en julio. La parálisis es obvia y ha permitido que sigan vacantes seis cargos en tribunales orales federales de Comodoro Py, tres juzgados federales del mismo edificio (que cubren los propios jueces/zas de ahí), un cargo en Casación, y por sobre todas las cosas, que permanezcan atornillados a sus despachos Leopoldo Bruglia y Pablo Bertuzzi, designados allí a dedo por Macri, por un “traslado”, desde tribunales orales. Esto último, pese a que un fallo de la propia Corte que está por cumplir dos años, dijo que no pueden permanecer ahí para siempre. Cuando termina el concurso se tienen que ir, pero resulta que el Consejo no vota las ternas aunque ya hay un orden de mérito. Este próximo aniversario motivó que el ministro de Justicia, Martín Soria, le enviara la semana pasada a Rosatti que ya veremos si tiene respuesta.