El Banco Provincia está «al límite». Las ganancias están por debajo de la inflación y los riesgos a futuro son muchos y variados. Pero ninguno es tan grave como la voracidad financiera del Tesoro bonaerense.

La situación del Banco de la Provincia de Buenos Aires es seguida con atención por el equipo de transición de Axel Kicillof. Pero también por el gobierno de Vidal, que acaba de blanquear que terminará el año con un enorme rojo fiscal y busca alternativas para financiarlo.
El jefe de gabinete provincial, Federico Salvai, se reunió esta semana con Carlos Bianco, líder de los equipos de transición que designó Kicillof, para obtener informes de parte de la administración saliente. En ese encuentro, Bianco confirmó la sospecha del gobernador electo sobre el rojo de las cuentas bonaerenses.
Salvai admitió que faltan unos 70 millones de pesos para cerrar en equilibrio y que aspiran a que el gobierno nacional aporte 20 mil. El resto se financiaría de acuerdo a los planes de Gobernación, con créditos del Banco Provincia y del Banco Nación.
El temor de Kicillof es que la banca pública bonaerense esté en iguales o peores condiciones que el Tesoro, a pesar de que la entidad afirma tener un patrimonio neto «superior a los 51.500 millones de pesos» y de que según datos oficiales obtuvo en el tercer trimestre del año ganancias por más de 6 millones de pesos.
Esa ganancia representa un 30 por ciento de crecimiento que está por debajo de los índices de inflación acumulados en el mismo lapso de tiempo.