Una reciente comunicación enviada a los docentes de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires ha generado preocupación y rechazo en la comunidad educativa. El mail, que anuncia la aprobación de una reforma en la escuela secundaria, plantea cambios profundos en el sistema actual, afectando tanto a docentes como a estudiantes. Entre las modificaciones más destacadas, se eliminan las materias y los años tradicionales, sustituyéndolos por «talleres optativos» y la implementación de «horarios flexibles».
Según la información recibida, esta reforma prevé la desvinculación de hasta el 60% del personal docente, mientras que aquellos que no se adapten a la nueva estructura serían reasignados a otras funciones. Asimismo, el nuevo Estatuto Docente elimina los actos públicos, un procedimiento histórico para la asignación de cargos en el sistema educativo.
El impacto no solo afecta al personal docente, sino también a los estudiantes, quienes perderían la posibilidad de integrarse a cursos específicos como «primero A o B», quedando simplemente como «alumnos de la escuela», lo que diluiría el sentido de pertenencia que brinda la agrupación en cursos estables.
Frente a esta situación, más de cien escuelas ya han organizado asambleas para rechazar la reforma, aunque hasta el momento no han logrado frenar su implementación. La comunidad docente discute ahora la posibilidad de intensificar las medidas de protesta, incluyendo ocupaciones de establecimientos, huelgas indefinidas y la convocatoria a un paro general, en defensa de la educación pública y sus valores fundamentales. Los gremios y docentes coinciden en que es necesario «redimensionar la lucha» para evitar que la reforma destruya lo que consideran un modelo educativo ejemplar en la región.
