Una multitudinaria y emotiva celebración en Plaza de Mayo conmemora el Día de la Memoria

El pasado 24 de marzo, la Plaza de Mayo se convirtió en un epicentro de emociones, encuentros y reivindicaciones en una jornada que quedará marcada en la memoria colectiva. Histórica por su profundo significado, la plaza fue testigo de una enorme marea humana que desbordó sus límites y se extendió por las calles aledañas, en una celebración festiva y conmovedora.

Desde tempranas horas del día, miles de personas comenzaron a congregarse en la plaza y sus alrededores. La diversidad de consignas y pancartas coloreaban el ambiente, reflejando el compromiso y la memoria de quienes se hicieron presentes. Entre ellas, destacaba la participación histórica de la CGT, que ingresó por primera vez de manera orgánica a esta marcha.

La Plaza de Mayo se transformó en un mar de gente, con banderas ondeando y consignas resonando en el aire. Familias enteras, grupos de amigos, organizaciones gremiales y sociales, todos se unieron en un clamor por la memoria, la verdad y la justicia. La presencia de niños y niñas, con sus carteles coloridos, añadía un toque de esperanza y continuidad generacional a la manifestación.

El calor del sol acompañó la jornada, mientras la multitud continuaba llegando y desbordando las calles. La avenida de Mayo se convirtió en un río humano, imposible de atravesar, mientras la energía de la marcha se propagaba hasta el Obelisco y más allá.

Sin embargo, este 24 de marzo también estuvo marcado por la ausencia de cobertura mediática de los medios públicos, un hecho sin precedentes en la historia democrática del país. A pesar de ello, los trabajadores de los medios públicos encontraron alternativas para hacer llegar la información, destacando la importancia de la libertad de expresión y el acceso a la información.

La jornada estuvo impregnada de creatividad y solidaridad. La Poderosa desplegó un despliegue artístico sin igual, con juegos para los más pequeños y consignas que resonaban en cada rincón de la plaza. Los «Tambores en Lucha» de La Chilinga marcaban el ritmo de la marcha, mientras las marionetas gigantes de las Madres de Plaza de Mayo recordaban la lucha por los derechos humanos.

En medio de la celebración, también hubo espacio para la reflexión y el reclamo. Las ollas vacías de la UTEP y Barrios de Pie recordaban la urgencia de la lucha contra el hambre y la desigualdad, mientras las distintas expresiones del Estado se hacían presentes con un reclamo único.

Entre las muchas imágenes que quedaron grabadas en la memoria de este día, destaca la de Ana María «Rosita» Soffiantini, sobreviviente de la ESMA, junto a su familia, en una selfie cargada de historia y resistencia.

El 24 de marzo fue una jornada inolvidable en Plaza de Mayo, donde la memoria, la celebración y la lucha se entrelazaron en un grito colectivo por la verdad y la justicia.

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