En uno de los más devastadores actos terroristas en décadas en Rusia, un grupo de cinco individuos abrió fuego indiscriminadamente con ametralladoras contra una multitud que asistía a un concierto en las afueras de Moscú. El ataque, ocurrido el pasado viernes, dejó un saldo inicial de más de 100 personas muertas y más de 140 heridas, según informaron las autoridades rusas.
El Estado Islámico (ISIS), mediante un comunicado, reivindicó la responsabilidad por esta masacre que ha conmocionado al mundo entero. En un intento por sembrar el terror entre los ciudadanos rusos, los perpetradores llevaron a cabo este acto violento en la sala de conciertos, donde miles de personas se habían congregado para disfrutar de la música.
El presidente ruso, Vladimir Putin, condenó enérgicamente este atentado calificándolo de «bárbaro» y prometió llevar a los responsables ante la justicia. Putin, en una alocución televisiva, aseguró que todos los autores, organizadores y aquellos que hayan encargado este crimen recibirán un castigo merecido e inevitable.
Por su parte, Ucrania desmintió las acusaciones rusas que sugerían la implicación de ciudadanos ucranianos en el ataque. El asesor presidencial ucraniano, Mijaílo Podoliak, declaró que las versiones de los servicios especiales rusos sobre posibles vínculos con Ucrania son «absolutamente insostenibles y absurdas».
El repudio internacional hacia este acto terrorista ha sido contundente. Turquía, país que mantiene relaciones estrechas con Rusia, expresó sus condolencias y condenó el ataque durante un mitin electoral en Ankara. El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, afirmó que el terrorismo es inaceptable venga de donde venga, y prometió continuar luchando contra esta amenaza común.
Asimismo, líderes de la Unión Europea se solidarizaron con las víctimas y condenaron el ataque. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, expresaron su consternación y enviaron condolencias a las familias afectadas.
El Kremlin anunció la detención de 11 personas presuntamente vinculadas al ataque, incluyendo a cuatro de los asaltantes. Las autoridades rusas continúan investigando este acto terrorista en colaboración con otros países y organismos internacionales.
Este ataque en Moscú ha dejado una profunda huella de dolor y conmoción en la sociedad rusa y en el mundo entero, reafirmando la necesidad de unir esfuerzos en la lucha contra el terrorismo en todas sus formas y manifestaciones.
